
Si tuviera que contar mi vida en 65 minutos, no sería capaz. Me faltarían minutos, horas, días, para contabilizar todas las miradas que crucé con desconocidos en algún autobús, y lo mucho que me inspiraron las miradas o sonrisas que me devolvieron. Los amores a primera vista
O todos los besos que, a menudo, no me dejan dormir. Las habitaciones que abandoné a oscuras, de puntillas, para no hacer ruido. Los amigos que perdí por el camino. Los que recuperé. Los que gano cada día. Y, sobretodo, los besos(y los versos) que me faltan por dar. No, 65 minutos no son suficientes, en absoluto.