sábado, 28 de enero de 2012



Es una mujer que camina despacio por la calle, se vuelve a observar su propia ventana y ve reflejados en el cristal todos sus sueños rotos por las circunstancias. Es una chica que se convierte de repente en mujer, sin haberlo pedido. Pero en una mujer muy diferente a la que esperaba. Más fuerte, eso si, aunque más lejana a sí misma. Es una mujer que se ha pasado más de un año mirándose al espejo sin reconocer su propio rostro, una mujer que sonríe a pesar de estar rota por dentro. Y que recoge cada día todos esoa pedazos de sí misma y los reconstruye en un nuevo yo, creando un bucle infinito que, seguramente, no terminará nunca. Una mujer que se creia invulnerable, pero que ahora, dadas las circunstancias, se emociona con asombrosa facilidad.